LEYENDA DE LA LAGUNA PURHUAY
Es muy ciertos señores que aquí en nuestra región existen leyendas y mitos que de boca en boca se trasmiten, manteniéndose frescos y lozanos a través del tiempo. Entre los cuentos que e escuchado, el que refiere el viejo Simeón de Acopalca, es de contarlo con su sabor eminentemente folklórico.
Plácidamente sentado en su "kunku", un buen día y después de darle unos golpes a su poronguitos y pasarse luego la mano por su escasa barba empezó así: Se sabe que muchísimos años ha, las gente que habitaban estas tierras adoraban y le rendían culto a "Jatun Cocha", que descansa tranquilo, gozando de su majestad y ensortijado entre dos cerros escarpados. "Jatun Cocha", pedía en cada invierno los moradores el holocausto, con el que se calmaba su ira y furor. Para el efecto dos indias adolescentes de las llamadas Buenas – Mozas eran escogidas, las que después de desnudarse se tiraban al agua luego desaparecían en las profundidades. Los años transcurrieron siguiendo su ritmo normal , sin que fueran sorprendidos por ningún acontecimiento extraordinario , hasta que una ves un "Caracú" de barba abundante y con piel de rayos de luna llego en forma misteriosa a los dominios de Juan Huarin y se entero de la ofrenda que anualmente se ofrecía a Jatun Cocha.
Al mismo tiempo supo por referencias de un cholo que en cada luna llena de las aguas de la laguna se levantaban una nube rojiza que describiendo un camino con innumerables escalones conducían aun laberinto de cuartos donde había oro en porongos el entusiasmo se apodero del personaje desconocido y no quedo conforme hasta dar con la ubicación de Jatun Cocha .Una ves en sus orillas varias noches espero el cuadro operante del que le habían contado , y al no conseguir sus deseos opto por conseguir un canal de desagüé , cosa que la laguna llegara a secarse para colmar su ambición con el oro tan deseado.
Al verlo en esos trabajos, los campesinos de Acopalca comprendieron el peligro que esto significaba para su culto y sus creencias decidieron matarlo al hombre que con tanta osadía empleaba el poder de sus músculos contra su soberano. Una mañana se supo que el Caracú había sido por la laguna y que los mismos que lo arrojaron a las aguas embravecidas vieron con gran sorpresa en la superficie flotar porongos de oro, de los que hasta hoy existen algunos ejemplares en aquel caserío de la industria cerámica.
En recuerdo de Jatun Cocha, se le puso el nombre de Purhuay, nombre que con el tiempo ha sufrido la contracción y hoy se dice "Pur- huay".
FOTO 360° DE LA LAGUNA PURHUAY
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